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Grupo Tragsa

|

Sociedad

Como en años anteriores, en entornos en los que se han ejecutado pro-

yectos vinculados a la gestión hídrica, bien sea en el ámbito de la planifi-

cación, del uso eficiente en regadíos, o de los propios abastecimientos y

saneamientos en entornos rurales, los principios de eficiencia y raciona-

lidad en el uso del recurso, implícitos en los proyectos, significan no sólo

una mayor disponibilidad sino una utilización bajo criterios sostenibles y

una mayor seguridad que propicia el

fortalecimiento de la capacidad

de adaptación

de las comunidades receptoras ante fenómenos como

el cambio climático, este es el caso de la actividad desarrollada en Co-

lombia y en los demás países beneficiarios del Fondo de Cooperación

para Agua y Saneamiento (FCAS) como Honduras, Panamá o México,

entre otros.

Proyectos vinculados a la ordenación territorial y la gestión del suelo tienen

clara repercusión sobre la actividad económica de las zonas objeto de actua-

ción, al proporcionar marcos legales mejor definidos que favorecen la llegada

de inversión y dinamizan los flujos ya establecidos. Consecuentemente, se

propician mejores condiciones para la incorporación de tejidos tradicional-

mente excluidos, en un marco de

nuevas oportunidades

y de mejor defini-

ción de los servicios que estos necesitan.

Por otra parte cabe señalar que ninguno de los centros de operaciones

desde los que el Grupo Tragsa impulsa su actividad en el extranjero re-

presenta impactos negativos significativos, potenciales o reales, sobre las

comunidades locales. Por norma, en la acción exterior las actuaciones in-

corporan ya en su fase de diseño, siguiendo el enfoque de marco lógico,

la tarea de analizar el factor negativo como elemento fundamental en la

toma de decisiones, planteando una metodología de identificación par-

ticipativa según las posibles hipótesis negativas y/o letales que se deben

contemplar en la definición de los proyectos. De manera complementaria

el seguimiento de la ejecución incluye distintos procedimientos que fo-

mentan la participación lo que minimiza o incluso anula el impacto nega-

tivo que la actuación pudiera desarrollar.

Participación de la comunidad local

Desde la creación de la Unidad Internacional del Grupo Tragsa, las actuacio-

nes desarrolladas en este ámbito recogen, en las fases iniciales de los proyec-

tos, el compromiso social y ambiental de la empresa. Esta previsión asegura

la minimización de los impactos negativos tanto en términos socio-económi-

cos como ambientales y el cálculo del potencial de las acciones emprendidas.

Para ello, la evaluación y seguimiento de los procesos incorpora elementos

de análisis vinculados a la perspectiva de género, la participación ciudadana,

el empleo directo e indirecto, o la financiación a futuro, desde una dimensión

técnico-social; así como un completo y exigente sistema de calidad y gestión

medioambiental, que se complementa con una evaluación continua, lo que

permite la corrección de impactos en tiempo real y favorece una correcta

implementación del mismo.

En conjunto, la totalidad de los centros operativos del Grupo desde los que

se impulsan y coordinan los proyectos a ejecutar recogen las dinámicas seña-

ladas a través de los programas de desarrollo, las evaluaciones de impacto y

la participación de la comunidad local que conforman algunos de los indica-

dores de medición del impacto de la acción emprendida, los cuales resultan

de la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos procesos se

implantan con carácter general pero siempre en función de la tipología de

cada actuación.

Como ejemplo, en la actuación desarrollada en Costa Rica antes citada, corres-

pondiente al Diseño del Proyecto de Mejoramiento de las condiciones de visi-

tación turística, empleabilidad y conservación de las Áreas Silvestres Protegidas

del Pacífico Sur, desde la fase de anteproyecto, se han realizado reuniones con

las diferentes comunidades locales afectadas para explicarles el proyecto y ha-

cerles partícipes de las decisiones de diseño a desarrollar posteriormente. Esto

ha supuesto una validación social de los pilares básicos del diseño, que permite

desarrollar un proyecto constructivo posterior con más garantías de éxito

.