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Informe Anual 2018
una utilización bajo criterios sostenibles y una mayor seguridad que propicia el
fortalecimiento de la capacidad de adaptación de las comunidades receptoras
ante fenómenos como el cambio climático, este es el caso de la actividad de-
sarrollada en Colombia y en los demás países beneficiarios del Fondo de Coo-
peración para Agua y Saneamiento (FCAS) como Honduras, Panamá o México,
entre otros.
Proyectos vinculados a la ordenación territorial y la gestión del suelo tienen
clara repercusión sobre la actividad económica de las zonas objeto de actua-
ción, al proporcionar marcos legales mejor definidos que favorecen la llegada
de inversión y dinamizan los flujos ya establecidos. Consecuentemente, se
propician mejores condiciones para la incorporación de tejidos tradicional-
mente excluidos, en un marco de nuevas oportunidades y de mejor defini-
ción de los servicios que estos necesitan.
Por otra parte cabe señalar que ninguno de los centros de operaciones des-
de los que el Grupo Tragsa impulsa su actividad en el extranjero representa
impactos negativos significativos, potenciales o reales, sobre las comunida-
des locales. Por norma, en la acción exterior las actuaciones incorporan ya
su fase de diseño, siguiendo el enfoque de marco lógico la tarea de analizar
el factor negativo como elemento fundamental en la toma de decisiones,
planteando según una metodología de identificación participativa las po-
sibles hipótesis negativas y/o letales a que se deben contemplar en la de-
finición de los proyectos. De manera complementaria el seguimiento de la
ejecución incluye distintos procedimientos que fomentan la participación
lo que minimiza o incluso anula el impacto negativo que la actuación pu-
diera desarrollar.
Participación de la comunidad local
Desde la creación de la Unidad Internacional de Grupo, las actuaciones de-
sarrolladas en este ámbito recogen en las fases iniciales de los proyectos el
compromiso social y ambiental de la corporación. Esta previsión asegura la
minimización de los impactos negativos tanto en términos socio-económi-
cos como ambientales y el cálculo del potencial de las acciones emprendidas.
Para ello, la evaluación y seguimiento de los procesos incorpora elementos
de análisis vinculados a la perspectiva de género, la participación ciudadana,
el empleo directo e indirecto, o la financiación a futuro, desde una dimensión
técnico-social; así como un completo y exigente sistema de calidad y gestión
medioambiental, que se complementa con una evaluación continua lo que
permite la corrección de impactos en tiempo real y favorece una correcta
implementación del mismo.
En conjunto, la totalidad de los centros operativos del Grupo desde los que
se impulsan y coordinan los proyectos a ejecutar recogen las dinámicas seña-
ladas a través de los programas de desarrollo, las evaluaciones de impacto y
la participación de la comunidad local que conforman algunos de los indica-
dores de medición del impacto de la acción emprendida, los cuales resultan
de la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos procesos se
implantan con carácter general pero siempre en función de la tipología de
cada actuación.
Como ejemplo, en la actuación desarrollada en Costa Rica antes citada, co-
rrespondiente al Diseño del Proyecto de Mejoramiento de las condiciones
de visitación turística, empleabilidad y conservación de las Áreas Silvestres
Protegidas del Pacífico Sur, desde la fase de anteproyecto, se han realizado
reuniones con las diferentes comunidades locales afectadas para explicarles
el proyecto, y hacerles partícipes de las decisiones de diseño a desarrollar
posteriormente. Esto ha supuesto una validación social de los pilares básicos
del diseño, que permite desarrollar un proyecto constructivo posterior con
más garantías de éxito.